Por Gordon Neufeld
En nuestros días cuando todo parece suceder vertiginosamente, debemos estar mucho más atentos y conectados con las necesidades de nuestros hijos sin importar si disponemos o no de las 24 horas para estar con ellos.
Con estos cinco sencillos gestos, notarás cómo cambia y se fortalece su relación:
1. Recuerda que tú eres siempre la mejor opción para tu hijo
Nuestra función como padres es ser generosos proveedores de ese vínculo que los nutre y que es el lugar desde donde podrá llegar a la madurez. Nadie más puede, ni debe reemplazarte: ni los amigos, las computadoras ni otras actividades por muy de moda que estén.
2. Invítalo a existir en tu presencia
Salúdalo cada vez que lo encuentres: míralo a los ojos, obtén su mirada, sonrisa y gesto de asentimiento haciendo un comentario breve y positivo. A veces tratamos con más cordialidad y atenciones a las personas ajenas que a nuestros propios hijos. Los niños y jóvenes están hambrientos de esto y cuando lo ven en ti, la mayoría de las veces su corazón se suaviza y la relación queda restablecida.
3. Aléjalo de los vínculos que compiten contigo
Éstos pueden ser los videojuegos, los amigos, la televisión, etc., de vez en cuando es bueno propiciar situaciones en la que tú seas la respuesta a sus necesidades. Puedes crear escenarios en los que tenga que depender de ti como ir de campamento, hacer un viaje sin “celulares”, pasar una tarde a la semana juntos, enseñarle una habilidad que es fácil para ti, entre otras.
4. Haz que tu relación con él sea una prioridad para ti
A veces vivimos tan de prisa que olvidamos “regar” la planta de la relación y contrario a lo que creas, no se requiere de mucho tiempo sólo se trata de estar conectado con él para nutrirlo y ayudar a su maduración.
5. No te atores en los problemas de conducta o disciplina
Es necesario recordar que el comportamiento que estás observando está diciendo que se trata de un problema de relación y para poder poner nuestra energía y atención en ella a fin de que mejore.
Aunque ya lo mencioné en el punto dos quiero reiterarlo: lo más crucial a recordar es que él debe ver en tus ojos esa invitación a existir en tu presencia. ¡Inténtenlo!
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