sábado, 18 de julio de 2015

Los niños consentidos: cuándo es demasiado

consentidos

Aunque el término “consentir” puede entenderse como dar cariño o proteger, en la práctica tiene otro significado: sobreproteger, maleducar o malcriar a un niño.
El clásico niño malcriado es aquel al que le resuelven todo, cuando ya es capaz de vestirse y comer, así como de tener hábitos de limpieza y cuidado de sus cosas. No respeta límites, mucho menos la autoridad, a menos que sea por miedo; no sabe que existen horarios, ni lugares para comer; reglas y consecuencias claras cuando éstas no se cumplen, y razones por las cuales las normas se deben cumplir.
Como papás, vemos a la sobreprotección como una muestra extraordinaria de amor que nuestro hijo aprecia, sin darnos cuenta de la otra cara de la moneda: le quitamos la oportunidad de sentirse autónomo e independiente, por lo que más tarde se acostumbrará a no hacerse responsable de sus actos. Las reglas, los límites y las consecuencias ayudan a los niños a predecir su medio ambiente y cuando lo hacen, aumenta su confianza.
Cuando consentimos, actuamos de manera egoísta, debido a que nuestra principal preocupación es la de ser incapaces de reaccionar adecuadamente si nuestro hijo pasa por una situación difícil. En pocas palabras, es evitarse el trabajo de enseñarle y quitarle la oportunidad de aprender, es pasar por alto, ser permisivo, dar de manera superficial pero no de fondo.
Podemos malcriarlo de dos maneras: dándole cosas materiales sin que realmente las necesite o haciéndonos responsables de acciones que le corresponden para estar tranquilos. Cuando él pide y pide, y no está satisfecho, no necesita más cosas ni atención las 24 horas, sino tiempo de calidad.
Una persona que es educada así, será poco madura a nivel afectivo, porque está acostumbrada a que piensen por ella y la defiendan, lo que a la larga conduce a que sea irresponsable con las consecuencias de sus actos.
Tips para evitar la sobreprotección
  • Fija de manera clara las reglas y límites a seguir
  • Llámale la atención de manera inmediata cuando esté realizando algo indebido. Muéstrate con voz firme lo que no debe de hacer
  • Establece consecuencias congruentes a las faltas (no exageradas), que sean inmediatas a la acción que cometió y estén relacionadas con la conducta que tuvo
  • Evita los castigos físicos: privarlo de tu sonrisa y de tu compañía puede ser la consecuencia más dura
  • Los hábitos de nutrición, limpieza y orden se deben hacer todos los días de manera consistente (por lo menos de lunes a viernes). Cuanto más se respeten los horarios, más fácil te será lograr esos objetivos
  • Dale tiempo de calidad y hazle saber que lo amas y lo admiras

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