La evidencia científica ha demostrado que amamantar a tu bebé inmediatamente después del nacimiento lo beneficia física y emocionalmente pues siente tu presencia, nivela su temperatura corporal y recibe las propiedades del calostro, entre otras.
La importancia de esta cercanía atiende a que los recién nacidos al igual que el resto de los mamíferos, tienen la necesidad psicológica de permanecer junto a su mamá por ser “lo más parecido” al espacio en el que permanecieron durante la gestación y está comprobado que quienes son separados de ella sufren altos grados de estrés.
Por qué mantenerlo cerca de ti :
- Haces que su ritmo cardiaco y presión arterial disminuyan
- Le proporcionas tu propia colonización de bacterias, necesaria para protegerlo de infecciones
- Estimulas su aprendizaje temprano de succionar, tragar y digerir
- Ayudas a tu útero a recuperarse
- Segregas endorfinas y oxitocina, hormonas conocidas por sus efectos de tranquilidad y bienestar
- Le brindas la oportunidad de reconocer tu olor e iniciar su vínculo
- Disminuyes su necesidad de oxígeno extra, pues lo obtiene al prenderse de tu pecho
- Elevas su nivel de azúcar en la sangre
- Contribuyes a que aprenda a lactar y expresarse cuando tenga hambre
- Regulas su temperatura corporal
- Promueves la estabilización de su metabolismo, incluso si es prematuro
- ¡Mereces vivir este momento con él!
Aun si no estuvieron cerca después el parto, en cuanto lleguen a casa promueve el acercamiento y déjalo recargar sus manos sobre ti; asegúrate de que estén lejos de corrientes de aire y disfrútalo.
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